Caída del cabello como manifestación inesperada del COVID-19
A lo largo de la vida los folículos pilosos se someten a ciclos caracterizados por periodos de crecimiento (anágeno), involución (catágeno) y reposo (telógeno). En un momento dado 90% de los folículos pilosos de la piel cabelluda se encuentra en estado anágeno. La duración de la fase anágena determina la longitud máxima de crecimiento del cabello.
En la piel cabelluda, la tasa de crecimiento del cabello terminal es de aproximadamente 0,3 mm por día y la duración del anágeno varía de dos a seis años; el cabello de las cejas crece a velocidad de 0,1 mm por día y tiene una fase anágena de dos a tres meses; debido a su periodo corto de crecimiento, la longitud máxima en cejas y pestañas generalmente no va más allá de 20 mm.
En la etapa telógena el cabello se encuentra totalmente queratinizado y listo para desprenderse del folículo piloso; normalmente se desprenden entre 50 y 150 cabellos telógenos por día. La prolongación de la fase telógena, como puede ocurrir en el efluvio telógeno, puede resultar en reducción de la densidad del cabello, debido a que los folículos no vuelven a entrar en el periodo anágeno después de la caída.
Infecciones y efluvio telógeno agudo
En la literatura ya se ha informado de la asociación entre efluvio telógeno agudo y dengue, infección por virus de inmunodeficiencia humana, influenza, fiebre tifoidea, escarlatina, neumonía, tos ferina, tuberculosis y malaria.
Desde la aparición del nuevo coronavirus SARS‐CoV‐2, la causa de COVID‐19, se ha prestado mucha atención a sus manifestaciones pulmonares y cardiovasculares potencialmente mortales. Sin embargo, también se han descrito signos y síntomas cutáneos de enfermedad que pueden afectar significativamente a los pacientes.
Los pacientes que han experimentado hospitalización prolongada secundaria a infección grave por SARS‐CoV‐2 han mostrado aumento constante de las citocinas proinflamatorias (interleucina-1b, interleucina-6, factor de necrosis tumoral alfa e interferón tipos 1 y 2) que pudieran afectar no solo a la piel, sino también a las células madre del folículo piloso causando la caída de cabello y, en particular, ya se ha demostrado que los niveles altos de interferones se asocian con efluvio telógeno agudo.
Es importante no descartar el papel que ejercen los anticoagulantes en el desarrollo de efluvio telógeno. Watras y sus colaboradores destacaron el papel de los anticoagulantes, incluida enoxaparina, en la inducción de efluvio telógeno 3 semanas después de la administración del fármaco, y se resolvió 1 mes después de su suspensión, la dosis de enoxaparina utilizada en el estudio fue de 100 UI/ml/kg dos veces al día.
Mieczkowska y sus colaboradores presentan 10 pacientes de sexo femenino con caída de cabelo posterior a la infección por SARS‐CoV‐2; ninguna mujer tenía antecedente de alopecia, con diversos orígenes étnicos y edad media de 55 años. Todas experimentaron pérdida excesiva con adelgazamiento del cabello semanas o meses después de la infección.
Además de COVID‐19, las pacientes no informaron nuevas afecciones médicas, fármacos o modificaciones en el estilo de vida. Rivetti y sus colaboradores presentan 25 pacientes de sexo femenino (media de edad de 36 años), con efluvio telógeno previamente diagnosticado, quejándose de empeoramiento del padecimiento, asociándolo a reacción psicológica por estrés, ansiedad, irritabilidad, cansancio emocional, secundarios a la cuarentena. Cline y sus colaboradores reportan aumento abrupto de caída de cabello en comunidades no-caucásicas de Brooklyn y Manhattan en Estados Unidos, pasando de una incidencia de 0,4% en febrero 2020 a 2,3% en julio y agosto de 2020, lo que representa más de 400% de aumento en la incidencia de efluvio telógeno, especialmente en las poblaciones de origen latino. Moreno-Arrones y sus colaboradores diseñaron un estudio multicéntrico de marzo a agosto de 2020 con efluvio telógeno agudo e infección previa por SARS-CoV-2 confirmada reuniendo 191 pacientes, de los cuales 78,5% estaba integrado por mujeres y 21,4% por hombres; edad media de 47,4 años.
La mayoría de los pacientes reportados presentó fiebre (86,4%) y 12% presentó otras manifestaciones dermatológicas, como seudo-perniosis y sarpullido morbiliforme. Dentro de la diversidad de fármacos que recibieron estos pacientes se encuentran paracetamol (75,4%), antiinflamatorios no esteroideos (14,7%), corticoesteroides orales (26,2%), antibióticos orales (42,9%), lopinavir/ritonavir (19,9%), remdesivir (5,2%), tocilizumab (13,4%) y enoxaparina (50,5%).[
La caída de cabello de forma significativa tuvo una media de 57,1 días posterior al diagnóstico de SARS-CoV-2, con desviación estándar de 18,3. Los tratamientos indicados en estos pacientes fueron principalmente a base de minoxidil tópico a 5% y a 2%, además de nutricosméticos vía oral.
Abordaje diagnóstico en caso de efluvio telógeno
El efluvio telógeno suele ser un trastorno reactivo y reversible, pero puede ser el presagio de trastornos médicos subyacentes o un efecto adverso de los tratamientos. Por tanto, identificar y corregir la causa subyacente es el componente más importante del tratamiento del paciente. Como se mencionó anteriormente, es posible que las citocinas proinflamatorias liberadas durante el contexto de la infección probablemente sean el desencadenante del efluvio telógeno, aunque también podrían estar implicados fármacos (por ejemplo, los anticoagulantes).
Aunque se espera mejora espontánea en pacientes con efluvio telógeno relacionado con un evento aislado (por ejemplo, después del parto), los pacientes con efluvio telógeno relacionado con afección persistente deben eliminar la causa o tratarla cuando sea posible.
Ejemplos de intervenciones incluyen: tratamiento para enfermedades asociadas, detectar y tratar deficiencias nutricionales, interrupción del fármaco sospechoso (en medida de lo posible) durante al menos 3 meses y tratamiento de trastornos concomitantes del cabello o del cuero cabelludo (por ejemplo, dermatitis seborreica).
El apoyo psicológico, las técnicas para camuflar la caída del cabello y el seguimiento clínico son complementos útiles para controlar los efectos psicosociales de la caída del cabello.
La eficacia de los tratamientos, como minoxidil tópico y suplementación nutricional en ausencia de deficiencia de nutrientes sobre el efluvio telógeno no está clara. Nuestro enfoque de la suplementación implica la corrección de las deficiencias de nutrientes diagnosticadas y la suplementación de hierro en pacientes con niveles de ferritina bajos.
El impacto de suplementos como el zinc (en ausencia de deficiencia sintomática de zinc), biotina y vitamina D sobre el efluvio telógeno no está claro. Aunque se aconseja la corrección de las deficiencias nutricionales identificadas, los efectos de la corrección en el curso del efluvio telógeno no están confirmados. El beneficio de estos suplementos en ausencia de deficiencia nutricional tampoco está confirmado.
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